TOMO 2: CAP 2: La enfermedad del lazo
Avan se frotó los labios enérgicamente. No podía creer que hubiera hecho eso. Se había sumergido en el océano con Gureo como la única fuente de oxígeno. No sólo es que no le gustaran los chicos. Es que a ESE chico lo odiaba especialmente. Estaba claro que, para los hombres pescado, el tema de besarse debajo del agua no tenía mayor significado afectivo que una palmadita en la espalda, pero para él y su raza… ¡Buf! Hasta un roce de labios significaba algo. El caso es que el binomio que formaban estos dos no era tan coordinado como el que formaban Nadea y Avan. Pronto quedó claro que el avance era imposible. Como la cosa no funcionaba, habían tenido que salir a la superficie. El tritón le había remolcado nadando hasta la costa contraria a la frontera, dentro de los límites de Mitos. Menos mal que había ido preparado. El vampiro se había vendado cada centímetro de piel y se había hecho con unas gafas...