CAP 5: Lo que hace el aburrimiento

Parsae se aburría. Se aburría soberanamente. No la dejaban salir de los dominios de la mansión y su único ocio consistía en leer, coser, conversaciones aburridísimas y que le preguntarán si quería que le consiguieran un instrumento musical. Para qué. Si no sabía tocar ninguno, pero tampoco iba a admitirlo. En vez de eso alegó un golpe imaginario que le había dejado la mano derecha casi inservible. Daba igual que fuera evidente que podía usarla, y muy bien, para dibujar. Ésta última actividad era la que más la entretenía, pero no le atraía la idea de entregarse a sus lápices todo el bendito día. Nadie le hacía mucho caso y para la servidumbre parecía ser casi invisible. Sólo reparaban en ella cuando se refería a ellos directamente. Muy directamente. No era extraño que su mente se enfocara en lo único emocionante que había descubierto en tan opulento y demasiado tranquilo lugar. Sí, nos referimos a cierta carpeta del Despacho de Danos. Ese misterioso caso que la guardia había compar...