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Mitos y Criaturas

Índice Mitos y Criaturas

LA ENFERMEDAD DEL LAZO TOMO 1: El principio del fin CAP 1: Luz y oscuridad CAP 2: La curiosidad siempre trae problemas CAP 3: Decisiones que te cambian la vida CAP 4: Nunca te acerques a la frontera CAP 5: Cómo arreglar el desastre CAP 6: El fin del mundo CAP 7: Almas predestinadas a no entenderse CAP 8: Hacia lo más profundo CAP 9: Acusaciones y confesiones CAP 10: Oscura desesperación CAP 11: De dardos y sentimientos CAP 12: El plan infalible CAP 13: La sala del gran hechizo CAP 14: Sorpresa, sangre y drama TOMO 2: El precio CAP 1: La espera CAP 2: La enfermedad del lazo CAP 3: Comienza el viaje CAP 4: La oscuridad CAP 5: La muerte CAP 6: Aullidos CAP 7: Mecanismos de defensa CAP 8: Un peligro con orejas puntiagudas CAP 9: Escaramuza CAP 10: Fogonazos y sentimientos CAP 11: El fin de una búsqueda CAP 12: Hilos que se mueven CAP 13: Hacia Nimarium TOMO 3: Sacrificios CAP 1: La urgencia CAP 2: Una nueva niña de acogida CAP 3: Un mordisco revelador CAP 4: En el instituto CAP 5: El rito

CAP 5: Lo que hace el aburrimiento

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Parsae se aburría. Se aburría soberanamente. No la dejaban salir de los dominios de la mansión y su único ocio consistía en leer, coser, conversaciones aburridísimas y que le preguntarán si quería que le consiguieran un instrumento musical. Para qué. Si no sabía tocar ninguno, pero tampoco iba a admitirlo. En vez de eso alegó un golpe imaginario que le había dejado la mano derecha casi inservible.  Daba igual que fuera evidente que podía usarla, y muy bien, para dibujar. Ésta última actividad era la que más la entretenía, pero no le atraía la idea de entregarse a sus lápices todo el bendito día. Nadie le hacía mucho caso y para la servidumbre parecía ser casi invisible. Sólo reparaban en ella cuando se refería a ellos directamente. Muy directamente. No era extraño que su mente se enfocara en lo único emocionante que había descubierto en tan opulento y demasiado tranquilo lugar. Sí, nos referimos a cierta carpeta del Despacho de Danos. Ese misterioso caso que la guardia había compartido

CAP 4: Aleteos y sofocos

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Parsae no podía concentrarse en los trazos de su dibujo. En principio quería retratar a su madre mientras tomaba ese incómodo té en la salita de los Verisen, pero cuando intentaba recordar cada detalle de su rostro y expresiones le distraía la imagen de su futuro marido con su rictus de amargado y era incapaz de dibujar ni un solo trazo. Finalmente decidió dejarse llevar y que su mente rebelde tomara el mando de su mano. En el papel comenzó a tomar forma una figura oscura y triste. Hasta ese momento no había reparado de forma consciente en la profunda pena que encerraba cada expresión de Danos. Cuando terminó, examinó un segundo su obra y notó un intenso desasosiego. Cerró el cuaderno con brusquedad. Lo mejor sería arrancar la hoja y tirarla a la basura. Vaya dibujo deprimente le había salido. Lo que le faltaba para arreglar su día. De repente, le faltaba aire para respirar. Quizás debería dar una vuelta por los jardines para animarse. Tenían fama de ser impresionantes. Dejó el cuadern

CAP 3: Más y más cambios

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Tal y como había asegurado su abuelo, Parsae se trasladó a su nuevo hogar pocos días después de la tensa merienda. No tenía miedo. No podía estar más acostumbrada a los cambios. Si hasta había cruzado la frontera. A ver quién es el guapo que se ha atrevido a hacer eso. El día que llegó a la mansión, cargada de maletas y baúles, la familia Verisen no estaba para recibirla. “Mejor”, se dijo a sí misma regocijándose en su buena suerte. No tenía ningunas ganas de encontrárselos. A su madre y a su abuela, en cambio, les sentó como un tiro, e insistieron en acompañarla hasta que volvieran para saludarlos. Lo que resultó un engorro para la prometida, que pensaba aprovechar para alegar un tremendo dolor de cabeza y meterse en la preciosa habitación que le habían asignado a disfrutar de su afición favorita: dibujar. Y se le daba bastante bien. Todo había que decirlo. Encima, tenía memoria fotográfica con lo que no necesitaba tener delante lo que estaba dibujando para hacerlo con la mayor precis

CAP 2: El compromiso

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Estaba nerviosa. Negarlo era una estupidez. Ella que se había enfrentado a terribles peligros y había vivido codo con codo con criaturas que les pondrían los pelos de punta a cualquier mito; que había visto cosas que nadie creería, que había cruzado la frontera dos veces y se había jugado todo por un colmillo de vampiro… Aunque al final de poco había servido…; que había salvado la vida de sus compañeros… Bueno, a lo mejor estaba exagerando un poquito… pero sólo un poquito.  Este hilo de pensamientos le hizo recordar a su padre. Parsae se limpió con mucho cuidado la lagrimilla que amenazaba con correrle el rímel que, con tanta precisión, se había aplicado para que resaltara el brillo de sus magníficos ojos verdes. Ahora demasiado brillantes y, probablemente, enrojeciendo a la velocidad de la luz.  El hada respiró profundamente un par de veces y se obligó a pensar en otra cosa para tranquilizarse. Ya tenía suficiente con conocer hoy a su prometido. A su nuevo prometido, porque no era el

CAP 1: La Caza

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Unas tupidas nubes ocultaban la suave luz de las estrellas y aun así había demasiada claridad para la encorvada figura que se movía rápidamente por el abandonado camino sujetando de las bridas de dos enormes caballos que, a su vez, tiraban de un carro vacío. Eran pocos los que se aventuraban tan cerca de la frontera y, por eso mismo era el lugar ideal para guardar ciertas mercancías. El vampiro, que apretaba el paso hasta casi correr, no era inmune al miedo irracional que todos los habitantes de Oscurio tenían a la luminosa línea que separaba el mundo normal de una tierra brillante e inhóspita, supuestamente, llena de seres terroríficos. —Solo son leyendas. Solo leyendas… —se dijo en voz baja para infundirse valor. Un vampiro curtido como él no podía tener miedo a monstruos sacados de la imaginación de los cuentacuentos.  A pesar de todo, respiraría más tranquilo cuando se alejara de ese maldito lugar. Un ruido entre la maleza lo sobresaltó e hizo que se mordiera el labio con uno de su

Fin

Las aventuras y desventuras de Avan y Nadea han llegado a su fin tras mucho pensar, escribir y corregir.  Da un poco de pena poner punto final a esta historia después de tanto tiempo invertido, pero también da gusto ver el proyecto terminado por fin. Ni yo misma sabía cómo acabaría la cosa, ni cómo continuaría. Soy bastante caótica y las cosas suelen surgir espontáneamente y sin guión. De ahí que luego pierda tanto tiempo en corregir.  Si la habéis leído espero que os haya gustado, o al menos, os haya entretenido. Y si se os ha escapado alguna carcajada mejor que mejor. Muchas gracias por pasaros por aquí.

Epílogo

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     Nadea y Avan siguieron con sus vidas en sus respectivos pueblos y, siempre que podían, se escapaban a la costa para disfrutar de su mutua compañía. A veces, les acompañaban los lobitos, los vecinos del vampiro (al final se hicieron bastante amigos) o algún familiar. Los que nunca volvieron a la frontera fueron Gureo, ni Parsae.      Al padre de la sirena le sentó como un tiro la situación, pero, curiosamente, la madre la aceptó con gran facilidad. Sabía que su hija no se conformaría nunca con la tranquila vida que podía ofrecerle un tritón de Mar del Fin. Además, le cayó muy bien el vampiro. Parecía que se complementaba muy bien con la loca de su hija y que era ideal para centrarla. Sentía que ese chico pálido y oscuro era muy buena persona y eso le bastaba.      Inizia estaba encantada con su nuera y las dos se reían mucho juntas cuando se veían. La bruja se lamentaba por haberla odiado tan profundamente cuando pensaba que era una sádica rompecorazones. La acogió como parte de la